La gravedad del mobbing

Voy a relatar varios casos de mobbing y en ellos comprenderéis hasta qué punto deberían ser considerados por la propia sociedad, ya no digo los sistemas judiciales, que como es obvio deberían de actuar y digo deberían porque se ha escuchado un sinfín de casos en los cuales la justicia se suele posicionar al lado del verdugo (¿Curioso verdad?), sino de la importancia que debería dar el entorno, esos testigos mudos existentes y la familia y amistades que estan en el entorno de la víctima.

CASO 1

Marcos es un hombre que trabaja para una importante empresa de carácter internacional. Es un hombre optimista, extrovertido, perfeccionista en sus tareas y con metas y objetivos. Aspira a un puesto superior y se esfuerza por ello, pero hay un inconveniente, no mantiene buena relación con su jefe directo. Esta mala relación viene a raíz de que Marcos comenzó a destacar y tener buenos resultados laborales (realizó importantes contratos con otros países siendo considerado todo un éxito para la empresa) y su jefe en vez de recompensarle, se sintió ofendido e infravalorado.

La relación empeoraba a medida que iban transcurriendo los días, semanas y meses. Marcos ya no tenía tareas asignadas de importancia. Realizaba tareas sencillas para su preparación y pasaba la mayor parte del tiempo sin trabajo.

Cuando la falta de tareas comenzó a ser algo habitual, su jefe decidió cambiarle de despacho y colocarlo en uno sin ventanas, ni muebles útiles (estanterías, armarios…) sino una mera mesa de escritorio, silla, teléfono y ordenador. Ante dicha situación, Marcos comenzó a ser una persona apática, introvertida, sus relaciones sociales empeoraron y ya no tenía las ilusiones y energías para optar a un puesto mejor.

A los pocos días su jefe le retiró el ordenador, algo imprescindible para el trabajo de Marcos. Marcos como es obvio procedió a quejarse a RRHH pero su jefe argumentó que se estaba procediendo a un cambio en los sistemas informáticos pues eran obsoletos y había que recurrir a actuales y mejores. RRHH no actuó en consecuencia y obviamente, recriminó la actitud de Marcos por no haber acudido a su jefe antes de ir a ellos (salto de jerarquía). Marcos se sintió inseguro, ya no sentía tener derechos y RRHH ya no actuaba con el fin de bienestar de los trabajadores, por no decir que ni tuvieron interés en escuchar los atropellos que padecía Marcos desde hacía meses.

Esta situación se prolongó hasta que el jefe de Marcos decidió quitarle también el teléfono. Marcos ya  no tenía medios para trabajar, estaba aislado, solo, sin trabajo y sin ningún tipo de relación laboral. Marcos entró en una espiral autodestructiva, desembocando en una profunda depresión y un día  decidió hacer algo, la primera decisión que tomaba desde hacía meses que vivía ese maltrato sistemático y continuado: pegarse un tiro en la cabeza en su triste y solitario despacho.

¿A qué lleva un jefe actuar de esta manera con su empleado?

El jefe de Marcos cambia en el momento de que su empleado comienza a destacar en su trabajo. ¿Se siente inseguro? Seguramente lo que sufre es un sentimiento de inferioridad, recordemos la importancia de la autoestima y su papel, sintiendo una amenaza ante él (¿robo de puesto de trabajo?) y al no ser capaz de resolver la situación de manera razonable, se encamina por la defensa personal, convirtiéndose en un acosador perverso.

Así mismo, el miedo es un factor que entra en juego para el acosador. Miedo a perder su rol, a perder su puesto de trabajo, a perder su status social. Se encuentra ante un trabajador que es más valido que él, tiene más aptitudes y mejor rendimiento y éxitos profesionales, esto le conlleva a crear un odio interno hacia su empleado y un deseo incontrolado de deshacerse de su oponente y enemigo (según sus criterios).

En este caso nos encontramos ante un acosador con incapacidad personal; no tiene las aptitudes válidas para desempeñar su puesto de trabajo y se siente violado ante un empleado que obtiene buenos resultados y que probablemente aspire a su puesto de trabajo. Llamamos a este hecho mediocridad inoperante activa (MIA), individuo que se encuentra en una situación inferior a nivel de aptitudes desbordado por responsabilidad laboral y social asignada a su puesto de trabajo.

En este caso, el acosador muestra una clara envidia hacia Marcos.

Como podéis observar, la envidia, miedos, baja autoestima de un individuo lleva a Marcos a una situación autodestructiva, produciendo los peores finales en los casos de acoso moral en el trabajo.

Bibliografía: Marie-France Hirigoyen. El acoso moral en el trabajo. Distinguir lo verdadero de lo falso. Edición Paidós (2000)

http://www.semergen.es/semergen/microsites/manuales/mobbing/protagonistas.pdf

Imagen: http://mobbingenelperu.blogspot.com/